7.8.09

El padrino...

El lunes cumplió 77 años. Él, mi padrino, me crió desde que yo tenía un añito de vida. Siendo sinceros, protagonizó y protagoniza el rol del padre que no tuve (pues el mío no tuvo los huevos para asumir su responsabilidad conmigo). Es un tema que duele, definitivamente.

Él me enseñó a vivir, a valorar lo que tenemos o lo que hacemos, y a esforzarme por aquello que me motiva. El amor que le tengo es infinito a pesar de todas su manías y sus defectos (que son un montón), pues para mí sus virtudes pesan más que todo eso. La desesperación que siento al no tener noticias suyas es realmente angustiante.

Por él me inicié en el mundo de la música, desde chiquitita con la flauta dulce, y luego con el piano. Tiempos aquellos. Recuerdo cuando llevaba clases de piano con la profesora Rosa Elvira Carreño, gran maestra y una pianista ejemplar. Él gustaba de verme tocar y prestaba atención hasta a los ejercicios de solfeo que yo -aburrida- practicaba.

Por él continué con mis estudios después de acabar la secundaria. Y luego de un tiempo fue lindo decirle "Padrino, alégrate porque soy cachimba, ingresé a la universidad!!!". Pero claro, luego me las tuve que ingeniar para decirle que no ingresé a Derecho (que era lo que él quería) sino a otra carrera que ahora me da para vivir. Pero la alegría es lo que vale. El hecho de saber que esa personita por la que él apostó le estaba dando la satisfacción de su vida fue la mejor prueba de que no se equivocó en esa apuesta.

Lastimosamente la vida tiene subidas y bajadas, y por esas cosas del destino nos tuvimos que separar. Dejé el hogar que por 12 años me acogió, y en esa casa se quedaron mi padrino, el piano, los recuerdos y su nueva familia. Recuerdo que en ese entonces no tenía idea del trauma que iba a significar mudarme lejos de él. Y lloré, grité y renegué de todo y de todos, porque no entendía por qué teníamos que separarnos, pero la maldad existe pues, y encima es gratuita. Pero a pesar de todo el tiempo que ha pasado y de todo lo que él vivió y sufrió, seguimos juntos. De alguna u otra forma. Siempre me doy un tiempo para visitarlo, y cuando él se acuerda me llama al celular. A veces viene a mi casa a almorzar (antes lo hacía más seguido pero ahora anda celoso de mi enamorado).

Hace poco fui a visitarlo con mi título de licenciada recién entregado en las manos, listo para mostrárselo, y se emocionó al borde de las lágrimas. Ver eso en él, un hombre mayor y con tantos golpes en la vida que le enseñaron a no expresar sus sentimientos, era una muestra clara de que estaba conmovido. Y creo que no es para menos, teniendo en cuenta que de sus 5 hijos mayores, ninguno se acuerda de él, ni en su cumpleaños, ni en el día del padre... Nunca aprovecharon el esfuerzo que él hacía por ellos, y se escapaban a media noche de la casa o del Leoncio Prado con rumbo desconocido...

Y ahí estabamos los dos almorzando un día después de su cumpleaños porque el lunes no pude ir. Estábamos solos pues sus hijas menores que vinieron del extranjero para estar con él en su día no regresaron a tiempo del viaje que hicieron al interior del país, y esto de hecho entristeció a mi padrino. Y me preguntaba por mi trabajo, por mi mamá, por mi enamorado y entre un salpicón de pollo y un pollito al horno, conversábamos de todo un poco y me decía que no podía creer que haya cumplido 77 años. Que le daba pánico leer en los periódicos cómo uno a uno se iban muriendo los artístas que en su época hicieron historia. Que le daba pena asistir a los velorios y entierros de sus mejores amigos. Que sentía que se estaba haciendo muy viejo realmente.

Al notar un tono triste en sus palabras, le recordé todo lo bueno que ha vivido, todas las personas que ha conocido, todos los lugares en los que ha estado y todo lo que me había enseñado (y se me vino a la memoria un domingo por la noche - tendría yo unos 4 años - yendo a comprar pan en el dodge blanco que él tenía, y en el camino me iba enseñando "teeengo una vaaacaa lecheeeraaa, no es una vacaa cualquieeeera, me da leche condensada, hay que vaca tan salada tolón tolón... tolón tolón...", pero no tuve el valor para hacerle recordar ese momento). Así que le comenté de la propaganda que CocaCola sacó hace poco, donde decían que la vida es muy corta y que estamos aquí para ser felices.



Y se quedó pensando, y al rato me dijo que tenía razón y a lo mejor se daba ese viajecito a Río que tanto había postergado. Le cambió el semblante, se alegró mientras el sol de invierno aparecía a medio día, y me dijo que por la noche se iría al casino (al que tantas veces dijo ¡No vuelvo más!) jaja, no puede con su genio, pero no importa, así lo quiero, así lo amo y así lo respeto. Un salud a tu nombre Padrino, feliz cumpleaños.

7 comentarios:

  1. awww!!!!!

    tu padrino es, realmente, todo un personaje :D :D :D


    muy bonito post... super tierno :D

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  2. cuanta sinceridad y cariño, q suerte de tener a un padrino así a quien querer. gracias por este post, muy conmovedor.

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  3. hay gente asi que llegas a querer como si fueran tus papás

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  4. La gente como tu padrino vale oro!
    Saludos.

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  5. Hola que tal me gustó tu post, weno cuidate mucho y suerte en todo

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  6. Que chevere tu post, tanta sinceridad reflejada en esas letritas, Me gusta l imagen de el enseñandote a cantar en su automovil. Putamare voy a llorar!!

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  7. Escribes muy pero muy bien.

    Con mucho corazón.

    Besos,

    Anthony

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