A un mes de haber retomado la natación (luego de una ausencia de más de 15 años) tuve que enfrentar el dilema de la regla, periodo, menstruación, señor rojas, o como quiera que se le llame: ir a la piscina usando un tampón, o simplemente no ir.
La primera opción de entrada estaba descartada, porque nunca en mi vida había usado un tampón, ni siquiera los había visto bien bien de cerquita, ni tocado, ni nada. Y la segunda opción tampoco me gustaba porque una clase de natación es como un orgasmo, hace que todo mi cuerpo funcione, sude, y termino bien relajadita, sin contar que no me gusta perderme de clases que ya he pagado.
Tons, llegaron los días R, así que me tragué todo el miedo que tenía y me fui a Metro a comprar mi primera cajita de tampones, marca Nosotras, que eran los que venían con un aplicador... Y al día siguiente el drama... Yo, en el baño intentando ponerme el bendito tampón, tarea que me resultó más que difícil porque estaba recontra tensa y el aplicador no entraba (creo que es fácil imaginar esta escena...).
Finalmente, cuando pude ponermelo, me asaltó el miedo de ¿Y si no funciona y voy dejando una estela roja en la piscina? ¿Y si se me sale en pleno pataleo? ¿Y si se me nota el hilito del tampón? Pucha!!! Tal vez para los hombres esto no sea mayor problema, pero para nosotras las mujeres es un trauma total!
A Dios gracias, luego de una hora de nado, me di cuenta que el tamponcito funcionó de maravillas, además no se siente nadita, es más, sientes que no estuvieras con la regla y puedes usar hilos dentales sin mayor problema =)
Un nuevo mes empieza, y supongo que en algunos días llegarán los días R, pero ahora sí, con toda la confianza del mundo, agarraré mi aplicador, me lo empujaré y zas!!! al agua, jejejeje.
C u.
P.S. Hoy me siento más floja que de costumbre, nada fluye como debería, ni las ideas... Necesito un vasito de cocacolita!
La primera opción de entrada estaba descartada, porque nunca en mi vida había usado un tampón, ni siquiera los había visto bien bien de cerquita, ni tocado, ni nada. Y la segunda opción tampoco me gustaba porque una clase de natación es como un orgasmo, hace que todo mi cuerpo funcione, sude, y termino bien relajadita, sin contar que no me gusta perderme de clases que ya he pagado.
Tons, llegaron los días R, así que me tragué todo el miedo que tenía y me fui a Metro a comprar mi primera cajita de tampones, marca Nosotras, que eran los que venían con un aplicador... Y al día siguiente el drama... Yo, en el baño intentando ponerme el bendito tampón, tarea que me resultó más que difícil porque estaba recontra tensa y el aplicador no entraba (creo que es fácil imaginar esta escena...).
Finalmente, cuando pude ponermelo, me asaltó el miedo de ¿Y si no funciona y voy dejando una estela roja en la piscina? ¿Y si se me sale en pleno pataleo? ¿Y si se me nota el hilito del tampón? Pucha!!! Tal vez para los hombres esto no sea mayor problema, pero para nosotras las mujeres es un trauma total!
A Dios gracias, luego de una hora de nado, me di cuenta que el tamponcito funcionó de maravillas, además no se siente nadita, es más, sientes que no estuvieras con la regla y puedes usar hilos dentales sin mayor problema =)
Un nuevo mes empieza, y supongo que en algunos días llegarán los días R, pero ahora sí, con toda la confianza del mundo, agarraré mi aplicador, me lo empujaré y zas!!! al agua, jejejeje.
C u.
P.S. Hoy me siento más floja que de costumbre, nada fluye como debería, ni las ideas... Necesito un vasito de cocacolita!
