¡Qué! ¿Ya estamos 2010?

No escribo hace casi un mes. Lo extrañaba harto, pero yo y mis circunstancias no me lo permitían. Necesitaba desfogar urgentemente y heme aquí hoy, dispuesta a vomitar ideas en el nuevo año.

Debo despojarme de la capa de egoísmo que todo humano llevamos encima, para poder agradecer a Dios por un 2009 muy gratificante. Considero que alcancé las metas propuestas y emprendí nuevas tareas que me permiten crecer como persona y como profesional. Conocí más personas y nuevas amistades han nacido.

Sin embargo, no todo ha sido color de rosa. He tenido mis altas y mis bajas (muy bajas por cierto). Pero lo divino del hombre está en, precisamente, perdonar y aprender de nuestros errores. Pero bueno, bueno, bueno... Resumiré lo más importante de los últimos días del 2009...

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Como buena enamorada, me volví hincha de Alianza (sí, sí, sí, ya sé que muchas personas me condenarán por esta afiliación pero qué puedo decir). Así, mi gordo propuso ir a ver los partidos que disputaban el campeonato: el clásico de siempre.

Fuimos el feriado al Matute, pero por mi terquedad nos quedamos afuera del estadio sin poder entrar. ¿Cómo así? Pues bien, en mi ignorancia futbolística, no sabía yo cómo eran los clásicos. He ido varias veces al estadio pero ésta era la primera vez que iba a ver a Alianza-U. Mi enamorado me dijo para estar a más tardar medio día y yo le respondí con un "Nunca tanto, no???". Caímos por ahí plan de las 2.30pm. Craso error.

No pudimos entrar. Ya había una de cola de un centenar de personas que gritaban de todo con entradas en mano, desde pituquitos hasta personas de mal vivir (las caras lindas). Todos nos empujábamos unos a otros y yo que había llevado mi última adquisición, mi camarita fotográfica Kódak, tenía un miedo atróz a que en una de esas me bolsiqueen y adiós camarita. A las 3.30pm mi gordo emprendió plan fuga, y a las 4pm estábamos en mi casa viendo la entrada de Alianza vía CMD... Una pena, para variar, perdimos y felizmente no llegamos a entrar porque eso de ver perder al equipo de sus amores al gordo no le iba a caer nada bien...

El siguiente clásico fue en el Monumental, y todo auguraba una tarde triste: el cielo gris, los titulares monses de los periódicos, los jugadores lesionados de Alianza... Pero nunca pensé que ese día resultara ser uno de los peores que he vivido.

Fuimos a un palco, por cortesía de una amistad del gordo. Él se reencontraba con gente de su universidad que no veía desde hace años. Y todo iba bien hasta que entramos al palco y encontramos al manchón de amigos. Ahí empezó la cosa.

De pronto, era él, sus amigos y yo, la enamoradita nueva y desconocida para ellos. La presentación de rigor:

Gordo: Hola fulanito a los años, qué tal, oye te presento a mi enamorada Gisela.

Amigo: Hola mucho gusto.

Yo: mutis.

No la paran?

No saben qué pasó?

Pues es más que obvio. El gordo se confundió mi nombre POR EL DE SU EX, al momento de mi presentación.

Luego que soltó la cojudez, yo, en aparente tranquilidad, volteé y le metí una mirada que creo le quedó claro que lo mandaba bien a la mierda. Acto seguido, pareció darse cuenta de la cagada que había cometido y se asustó y me cogió la mano "puta madre, me confudí, perdóname, perdóname...".

No había más que decir, no había más que hacer. Mis ojos se llenaron de lágrimas de coraje y sólo quería desaparecer de ahí. Si no hubiera sido por el hecho que el Monumental está bien lejos y que había harto piraña por los alrededores, yo me largaba en one nomás. Pero no, no podía quitarme. El incidente ocurrió cerca a la 1 de la tarde, y desde entonces yo me volví muda. No hablaba, no reía, no gesticulaba, no hacía ni mierda, salvo demostrar que me quería largar de ahí y que sus amiguitos me llegaban a la punta de la teta izquierda, tanto con él.

En pleno palco, él se me acercaba, me decía que lo sentía mucho, que lo disculpe, que no supo qué pasó, que todo se le cruzo. A cuanto decía yo respondía con "Jódete mierda, lárgate que no te quiero ver". Yo estaba hecha una mierda. No soportaba estar en un lugar tan lejano, con gente desconocía y al lado de un huevón que confudió mi nombre. Impensable.

Pero me tuve que soplar todo el tiempo que estuvimos ahí. No hablamos hasta las 7 de la noche, cuando llegamos a casa. Y cuando hablé solo fue para decirle que no quería volverlo a ver. Él imploraba perdón, aún sabiendo que no lo tenía, pero creo que ya no había nada más que hacer. Me dolió tanto que confundiera mi nombre que hasta pensé que le podría perdonar cualquier otra vaina, menos errar mi nombre. Yo, que me he equivocado varias veces y he tenido malos pasos, no creo que fuera tan pánfila de errar el nombre de mi enamorado. Osea, no me hago la idea. ¿Cómo pudo pasarle eso?

Lloré y lloramos. Le dije cosas espantosas y de las que me arrepiento ahora. Resulta que cuando yo enfurezco me vuelvo una caca de gente, te abro la herida, dejo que te desangres, le pongo sal y rocoto para que duela más y te dejo abandonado. Mis palabras se vueven más mortíferas que granada de guerra y mi frialdad sólo se compara a la de un iceberg. Inclemente, despiadada. A eso le sumo la habilidad que tengo de voltear cualquier situación a mi favor (a veces con mucho esfuerzo dependiendo del grado de mi error), así que aproveché este error para sacar lo peor de mí.

Al final creo que más daño le hice yo a él, que él a mí. Luego de llorar tanto, la situación se arregló. No soy de las personas que piensan que roche tapa roche, porque yo he tenido los míos y bien bravos, pero era la oportunidad para tenerlo en mis manos. Arreglamos. Me contó qué fue lo que pasó por su cerebro para llevarlo a la confusión. Resulta que entrando al Monumental nos encontramos con uno de sus amigos que en su tiempo fueron compañeros de universidad. Éste conocía a la ex del gordo y al verme le preguntó de qué tal genio era yo y si era igual de jodida que la anterior. Al parecer esto le quedó dando vueltas en la cabeza al gordo. Sin embargo me parece bien cojudo confundir de esa forma a alguien. Luego de su absurda explicación, no tuve más que terminar el diálogo con un "qué huevón eres!".

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Hemos dado un gran paso. Creo que esto significa que ahora sí hay un compromiso más serio: hemos comprado una cama. Para nosotros.

Resulta que mi camita de plaza y media que me acompañó por varios años murió. El colchón ya no daba para más y me estaba fregando la espalda. Amanecía con unos dolores horribles y solo quería que alguien me aplastara para que los huesos se acomoden. Con lo que me gusta pasar el tiempo en mi cama, no me quedó más que tomar la decisión de cambiar de colchón. Así, le dije al gordo que me acompañara a la fábrica Paraíso, por la Av. Argentina, y ver qué encontraba. Llegamos y vimos tanta variedad que empezamos a probar colchón por colchón. Resultado: una cama box de doz plazas con colchón ortopédico, precio de fábrica. Mejor, imposible.

Cuando terminados de hacer el pago, caí en cuenta que esto YA significa otra cosa. Es pasar a otro level. Y me vino la tembladera de nervios al cuerpo y terminé llorando de la emoción. Al parecer él lo comprendió y me dijo que no había de qué temer. Ha llegado a entender mi pánico a las relaciones duraderas y creo que ya ideó la forma cómo hacerme perder ese miedo. La verdad me siento muy bien.

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Año nuevo, cama nueva, horario de trabajo nuevo. Este nuevo año dejaré de ser una mujer noctura (muajaja) para trabajar en el horario común de la gente, mañana-tarde. Me alegra un montón pero extrañaré a Mr. G (lo voy a extrañar un huevo) y extrañaré almorzar en mi casa sopita y segundo en mi plato sopero, ahora todo se limitará a mi táper de comida, será que bajaré de peso???

Estoy con todas las pilas encima, y me hizo muy bien recibir el año nuevo tranqui, viendo reventar los fuegos artificiales en el Circuito Mágico del agua al lado de mi gordo, y todo el día 1 tragando en cantidades industriales y viendo tele. Qué rico. En buena hora que no nos animamos a ir de camping con su family. Digo "no nos animamos" porque yo no tenía ningún ánimo. El día 30 me vino la regla y eso se llevó todas mis ganas playeras. Qué vaina. Al menos lo tomé de forma positiva, como me dijo una amiga muy querida, "alégrate, al menos vino", jajajajajajaja.

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Empezamos bien el 2010. Seguirá así. Éxitos, salud y amor para todos los bloggers y espero postear más seguido. Sorry por lo largo del relato pero así es cuando se me vienen las ganas de escribir.

Un videito para el remember:

Cambio y fuera.